Tengamos cuidado con lo obvio. Hoy más que nunca debemos mantener los ojos abiertos y la memoria alerta... Analicemos las cosas; no nos dejemos convencer por la primera impresión pero tampoco ahoguemos el instinto cuando sabemos, sin saber por qué, que tal o cual cosa no es lo que parece.

Se vienen tiempos de engaños muy sutiles... tanto que hasta los más seguros e inteligentes caerán en la trampa.

No nos dejemos llevar por la corriente, no seamos parte de la masa ciega que se apura por llegar sin saber a dónde. Tomemos las riendas y decidamos por nosotros mismos aunque corramos el riesgo de ser catalogados como "locos" o ridículos. Utilicemos lo único que nos diferencia de los animales: la inteligencia analítica; y también una de las cosas que compartimos con ellos: el instinto. Pero en un sabio equilibrio.

Las apariencias engañan, recordémoslo... y ahondémos en el conocimiento interior.

Cuidado con los líderes. Una buena oratoria no siempre es sinónimo de sabiduría... ni de buenas intenciones. Siempre nos hemos cuidado de los lobos, pues ahora también debemos hacerlo de las "ovejas". Algunas de ellas no son tan indefensas ni ingenuas como aparentan.

El camino más difícil suele ser el correcto... lo fácil, lo cómodo nunca lleva a ningún lado.

Llegan tiempos difíciles... habrá crisis en todos los ámbitos, en cada rincón del mundo. Pero la más peligrosa, es la crisis de fe. Sea cual fuera el credo que tengamos, no olvidemos que el árbol se reconoce por sus frutos. Si el fruto es malo, por más agradable e imponente que sea el árbol, será malo.

En la cancha se conocen los pingos... y es justamente ahora cuando debemos demostrar qué somos y en qué creemos. Estamos llegando al fin... hagamos algo para salvarnos y para salvar a otros... difundamos esto y abramos bien los ojos, agudicemos nuestros cinco sentidos.

Cuidado con lo obvio... pocas cosas son tan peligrosas como aquellas que parecen inofensivas.